jueves, 23 de febrero de 2012

30 emprendedores de menos de 30 años muy influyentes en el mundo


¿Es el éxito una cuestión de edad? ¿Pueden los emprendedores más jóvenes ser personas altamente influyentes? 

Mark Zuckerberg es el caso más paradigmático de que emprender no tiene cuestión de edad y que el éxito no está limitado a la madurez biológica. Pero no es el único. Son muchos más los que empezaron su empresa en su habitación en la residencia universitaria o los que encontraron una idea de éxito cuando aún acababan de cumplir la mayoría de edad.

Mark Zuckerberg es el emprendedor de menos de 30 años más influyente del mundo, según una lista de 30 emprendedores poderosos que no han llegado aún a esa edad que ha elaborado el site Under30CEO. Zuckerberg tiene 27 años, ha sido persona del año para la revista Time y está en pleno proceso para lanzar su compañía a bolsa, una de las entradas en cotización más espectaculares de los últimos años. Zuckerberg es un clásico en este tipo de listados, como son algunos de los que le acompañan en los primeros puestos del ranking.

Tim O’Shaughnessy es el segundo en la lista. O’Shaughnessy está a un año de los 30 y es la persona que está detrás de LivingSocial, la competencia directa de Groupon. Este directivo es contemporáneo de Naveen Selvadural, tercero en lista y cofundador con Dennis Crowley de Foursquare.

David Karp es el cuarto en el listado. El fundador de Tumblr es uno de los más claros ejemplos de como el éxito emprendedor no está reñido con la juventud. Karp tiene sólo 25 años y empezó la famosa plataforma de blogging cuando tenía sólo 20 años. Los quintos son Aaron Levie y Dylan Smith, con 26 y 25 años y fundadores de Box.net.

La lista continúa con otros nombres muy populares en la industria y responsables de algunos de los productos más disruptivos de los últimos años, todos ellos con un perfil altamente creativo y emprendedor y todos, por supuesto, muy jóvenes. Daniel Ek ha revolucionado el modo en el que se consume música con Spotify (y tiene 28 años), Brian Chesky, Joe Gebbia y Nathan Blecharczyk (29, 29 y 28) lo han hecho con Airbnb en el mundo del alojamiento, Drew Houston y Arash Ferdowsi (28 y 25) están popularizando la nube con Dropbox y Jennifer Carter Fleiss (27) ha abierto el mercado de alquiler de accesorios con Rent the Runway, entre otros ejemplos.

La lista también incluye algunos nombres a los que prestar atención y que hasta ahora han quedado un poco oscurecidos por el empuje y la fama de los primeros de la lista, como Gurbaksh Chahal, 29 años, que está detrás de la plataforma de dinero para social media RadiumOne, o Trip Adler, de 27, fundador de Scribd, una herramienta de lectura social.

La lista completa se puede ver en:





Adicción a las redes sociales


Un estudio analizó la capacidad de resistencia de los internautas para revisar su perfil de Facebook y twittear.

Las redes sociales, específicamente Twitter y Facebook, parecen ser una adicción particularmente difícil de resistir en estos días de modernidad, marcados por el deseo constante.

Esta hipótesis surgió a partir de un estudio conductual realizado por un equipo de la división de negocios de la Universidad de Chicago, a través de un sondeo aplicado a un grupo de 205 personas de Wurtzburg, Alemania, de entre 18 y 85 años.

El objetivo del estudio era medir la resistencia de las personas a satisfacer sus deseos y analizar si las redes sociales tienen características que las hacen particularmente adictivas, además de otros "vicios" como el café, alcohol y el tabaco.

Los participantes recibieron un smartphone BlackBerry a través del cual se les envió varios mensajes al día, preguntándoles si habían experimentado algún tipo de deseo durante los últimos 30 minutos; también se les dijo que calificaran este deseo en una escala de "ligero" a "irresistible".

Se registraron un total de 10,558 reportes y 7,827 “episodios de deseo”.

El precio de las nuevas adicciones

Wilheim Hofmann, responsable de dirigir el estudio, comentó al respecto que la gente se involucra excesivamente con las redes sociales porque aparantemente, las consecuencias de su uso no tienen grandes ni inmediatos costos -monetario o de salud-, además que la creciente venta de smarthphones hace cada vez más fácil el acceso a internet.
En cambio, con el alcohol y el tabaco se tienen consecuencias más graves, es complejo tenerlos a la mano, y no se puede estar bajo sus influjos en cualquier momento del día, como cuando hacemos un RT desde el baño.

Una variable que se hizo notar es que hacia el final del día, la barrera de resistencia al deseo se va haciendo más débil, esto es porque llega el momento de relajación de las actividades diarias.

Así, los deseos de trabajar entran en coflicto cuando se tienen al mismo tiempo otros objetivos como socializar online y otras actividades de ocio ligadas a las redes sociales. Los costos de ser un usuario de redes sociales "adicto", son la pérdida de tiempo y la constante interrupción de las actividades diarias como el trabajo.

Otra de las conclusiones a las que se llegó, es que los impulsos para revisar Facebook y twittear pueden ser más intensos que necesidades primarias como dormir o tener sexo, lo cual resulta muy particular en la cultura moderna, que constantemente muestra fracasos al dominar sus ganas de tener el gadget más nuevo, comprar ropa, gastar dinero en general y hasta sus deseos sexuales.

Los relativamente bajos registros de deseos satisfechos de beber alcohol o fumar desafían el estereotipo de "adicción" que tiene la sociedad desde hace siglos.

Hofmann añadió como conclusión que les aclaró a los participantes del sondeo, que contestar a los mensajes que se les mandaban no estaba considerado como parte de la investigación pues el dispositivo estaba configurado para que únicamente pudieran realizar esta actividad a través de él.

Fuente: altonivel