Steve Jobs, Bill Gates, Mark Zuckerberg y todos los CEOs del
mundo, tienen (o tuvieron) cinco elementos en común ¿Cuáles son?
¿Qué tienen en común nombres como Steve Jobs, Bill Gates,
Carlos Slim, Mark Zuckerberg, Larry Page, Sergey Brin y Warren Buffett? Que
todos fueron estupendos CEOs de sus compañías y cumplían con las características
necesarias para llegar al éxito.
Pero ¿cuál fue el camino para alcanzar esta instancia?
Varios CEOs destacados de la historia, antes de ocupar los altos mandos,
tuvieron que sortear complejos obstáculos y demostrar con hechos más que con promesas
que eran capaces.
Al revisar sus biografías parece todo fácil: jóvenes de
esfuerzo que se lanzan al mundo de los negocios con lo que mejor saben hacer.
Perdiendo algunas veces, pero ganando la batalla más importante, aquella que
los encamina al éxito.
Sin embargo, en la práctica todo es más complejo. Luchar
contra 500 empleados o miles de personas en un sector, que persiguen el mismo
objetivo, y cada una de ellas con características distintas, parece una tarea
casi imposible.
La pregunta que surge luego de repasar sus historias es ¿qué
los hace diferentes? Es decir, qué capacidades tienen ellos que no posea el
resto de sus similares. Por qué ellos y no tú.
A juicio de Adam Bryant, subdirector del New York Times, se
trata de una mezcla de de varias habilidades como la imaginación, la actitud y
los nervios.
Con el objetivo de buscar el denominado “factor X”, el CEO
de diario estadounidense entrevistó a más de 70 directores ejecutivos y otros
líderes de la columna semanal que venía realizando hace varios años. Trabajo
que le permitió encontrar cinco elementos que se repetían una y otra vez entre
todos aquellos genios. Estos fueron los resultados:
Los cinco secretos
Curiosidad
Muchos directores ejecutivos exitosos son “apasionadamente
curiosos”, dice Bryant. Se trata de una parte de ellos que rara vez es visto en
los medios de comunicación y que nace de forma natural en ellos.
Muchas de estas personas se preocupan de cosas que nadie
quiere saber: se preguntan por qué las cosas funcionan de la manera que lo
hacen y si las cosas se pueden mejorar, averiguan las historias de la gente que
trabaja con ellos y sus clientes.
“Es este cuestionamiento incesante que lleva a que los
empresarios descubran oportunidades y los ayuda a comprender a las personas que
trabajan para ellos, y cómo hacer que trabajen juntos de manera efectiva”.
Se describen a ellos mismo como “estudiosos de la naturaleza
humana”.
Aguerrido
Muchas de estas personas tienen admirables historias de
superación, de años luchando contra la adversidad, lo que les permite aprender
de las experiencias vividas. Muchos de ellos han lidiado con el fracaso una y
otra vez, pero tienen también la respuesta para superarlo.
“Los CEOs parecen impulsados por una fuerte ética de trabajo
forjado en la adversidad. A medida que avanzaban en las organizaciones, la
actitud sigue siendo la misma: este es mi trabajo, y voy a poseerlo. Debido a
esa actitud, son recompensados con más desafíos y promociones”, comenta Bryant.
Equipos de trabajo
En algún momento, la idea de ser un “jugador” que forma
parte de un equipo se devaluó en el
sector corporativo. Sin embargo, para los CEOs, es una ley. Ellos entienden
cómo funcionan los equipos de trabajo y cómo sacar el máximo partido al grupo,
dependiendo de las capacidades de cada uno.
Para el subdirector de NYT, esta inteligencia tiene que ver
con la capacidad de reconocer las necesidades de los jugadores de tu empresa y
la manera de reunirlos en torno a un objetivo común.
Sencillez
No hablamos de la sencillez personal, sino de ser simples en
nuestro trabajo. Los altos ejecutivos, así como los clientes, quieren que seas
sencillo, que vayas al grano, que seas conciso.
Según Adam Bryant, “pocas personas pueden ofrecer la
simplicidad que los jefes quieren. Por el contrario, asumen erróneamente que
ellos se sentirán impresionados con una larga presentación de PowerPoint o
largos comentarios sobre algunos proyectos.
Los ejecutivos en posiciones de autoridad son claros en
decir lo que quieren.
Sin temores
¿Te gustan las situaciones donde no hay una ruta específica
o no sabes donde vas a parar? Esa es una pregunta que todos los grandes CEOs de
la historia se han hecho alguna vez en sus vidas. En otras palabras ¿Soy
valiente para asumir retos?
A menudo, la toma de riesgos se asocia con los empresarios
arriesgando en los negocios, pero la toma de riesgos es un estilo de vida que
muchos ejecutivos encarnan y buscan fomentar en los demás.
La buena noticia es que estos rasgos no son genéticos. Están
desarrolladas a través de la actitud, el hábito y la disciplina, factores que
te ayudarán a convertirte en el mejor líder.
Fuente: Altonivel