martes, 5 de junio de 2012

Cuatro prácticas de RRHH odiadas por los empleados.


Existen programas y prácticas de socialización, evaluación y compensaciones que pueden ser más molestas que útiles para la empresa.

Los programas y prácticas de recursos humanos, como incentivos y compensaciones, son indispensables para lograr que lo miembros de una empresa se sientan parte integral del éxito del negocio.

Es más, sitios como Incentive Quotes apuntan que las recompensas incrementan la productividad, la lealtad a la compañía, la motivación y el trabajo de equipo, mientras que, a su vez, reducen el abstencionismo, los costos de operación y la rotación de plazas.

No obstante, hay algunos programas de recursos humanos, que según el sitio Inc, son odiados por los trabajadores, por que los ponen en una posición delicada ante sus compañeros o porque los forzan a hacer algo que no quieren.

Empleado del mes
Este programa de recompensas es muy común, porque busca reconocer el esfuerzo de un individuo en específico. Sin embargo, cuando un empleado gana el premio del mes, significa que todos los demás perdieron.

El reconocimiento debe ser dado a tiempo de manera específica y  genuina para todos, no sólo para el ganador.  En vez de esperar un mes entero para destacar a un solo empleado, trata de felicitar a un trabajador al día.

Reconocer los esfuerzos, incluso de esos empleados que aún no logran destacarse, ayuda al autoestima de la plantilla laboral. Además, cuando alguien reconoce la labor de un equipo, éste tiende a esforzarse más y ser más productivo.

Lugares de estacionamiento asignados
A menos de que se trate de razones de salud, nadie merece un mejor lugar de estacionamiento que otra persona.

Este tipo de prácticas sólo sirve para crear distinciones arbitrarias y demuestra que para la empresa  no todos los empleados son importantes.

Es mejor quitar estas distinciones y dejar que aquellos empleados que lleguen temprano se queden con los mejores lugares.

Los eventos sociales 'opcionales'
No importa si se trata de un partido de futbol o una cena, cuando un equipo se reúne con su jefe, se comportará como si estuviera trabajando.  Incluso hay personas a las que no les gusta socializar fuera de la oficina.

Cuando una empresa realiza un evento cuya asistencia es “voluntariamente a fuerza”, hace que la reunión sea todo menos divertida. La percepción cambia en función del puesto. Para el jefe puede ser un gran momento para convivir con su equipo, pero puede generar una presión extra para el empleado que decide no asistir.

Si quieres utilizar eventos para mejorar la cultura corporativa de tu empresa, trata de generar salidas que tengan un tema como una visita a un parque temático, un concierto o un partido.
Puedes elegir programas por temporada, como hacer que un empleado se vista de Santa Claus en Navidad para los hijos del talento humano de tu empresa o pedir una votación para que el equipo elija el tema del evento.

Nunca trates de forzar la socialización entre los miembros de un equipo. Eso no funciona.

Evaluaciones personales o entre el equipo
Las autoevaluaciones suelen ser una pérdida de tiempo porque los buenos empleados creen que sus jefes deberían saber que tan bueno es su trabajo, y los malos empleados tratarán de maquillar sus resultados.

Lo mismo pasa con las evaluaciones a los compañeros. Pocas personas querrán criticar a un compañero por lo que darán respuestas genéricas. Y si los empleados deciden que al criticar de manera honesta a un colaborador se exponen a ser descubiertos ellos mismos, se crean situaciones incómodas. 

Si quieres retroalimentación de tus trabajadores  es mejor preguntarles qué puedes hacer para impulsar su desarrollo y qué les hace falta para ejercer su trabajo.


Fuente: altonivel