martes, 4 de octubre de 2011

El impacto e influencia de las redes sociales en la identidad personal.

El impacto e influencia de las redes sociales en la identidad personal


Por Tamara Vázquez 

Supe que existe un tipo llamado Nicholas Christakis cuando hace unos meses leí en The Guardian un artículo titulado 'Are your friends making you fat?', que analizaba por qué si el amigo de tu amigo engorda, tú engordas.

Al poco tiempo se lanzó en España el libro 'Conectados', de la editorial Taurus, que este catedrático de Harvard ha publicado con James H. Fowler, un colega de la Universidad de California.

Sus tesis sobre el impacto y la influencia de las redes sociales -entendidas como los vínculos sociales que mantenemos con nuestro entorno- no sólo son interesantes desde un punto de vista sociológico, sino que dan idea de la potencialidad que tienen en los procesos de transformación de la sociedad y de las organizaciones: pueden forzar cambios de liderazgo, hundir reputaciones, generar notoriedad, etcétera.

En otras palabras, la redes sociales tienen la capacidad de hacer que superemos la individualidad, que consigamos aquello que seríamos incapaces de lograr por nosotros mismos, que podamos organizarnos colectivamente... No sé a vosotros, pero a mí la idea me parece, cuanto menos, seductora.

Cuando hablamos de redes sociales asaltan nuestra imaginación conceptos como Facebook, LinkedIn o Twitter. Pero red social también es lo que tejemos cuando estamos en contacto con amigos, familiares, vecinos, compañeros de clase, de trabajo. Además, las redes no son homogéneas, sino que su configuración evoluciona a partir de la tendencia natural de cada persona a tener muchos o pocos amigos, a relacionarse más o menos con sus familiares, etcétera. De este modo, la fortaleza de nuestra red no dependerá únicamente de los contactos que tengamos, sino también de los conocidos que tengan las personas que conocemos.

Y de lo profundos o efímeros que sean sus vínculos, a través de los que discurrirán "flujos" (es decir, modas, enfermedades, presiones, emociones, ideas, dinero...) según unas reglas específicas, que Christakis y Fowler resumen en estas cinco:

1. "Somos nosotros quienes damos forma a nuestra red". Decidimos a cuántas personas estamos conectados, modificamos la forma en que nuestros amigos están conectados y controlamos en qué lugar de la red nos encontramos ¿Somos el líder, el rey de la fiesta, o el que se queda sentado solo y en un rincón?

2. "Nuestra red nos da forma a nosotros". La vida de una persona que no tiene amigos es totalmente diferente de la de otra que tiene muchos. La calidad de la red no sólo depende de tu número de contactos. Que tus contactos sean contactos de tu contactos fortalece mucho tu posición dentro de la comunidad.

3. "Nuestros amigos nos influyen". No sólo importa la forma de la red que nos rodea, sino que es crucial "lo que fluye" por las conexiones.

4. "Los amigos de los amigos de nuestros amigos también nos influyen". Los humanos tenemos tendencia a imitarnos. No sólo copiamos a nuestros amigos, sino a los amigos de nuestros amigos e, incluso, a los amigos, de los amigos de nuestros amigos.

5. "La red tiene vida propia". Una estampida, un atasco o la ola humana que recorre un estadio de fútbol son ejemplos muy básicos de cómo las redes tienen propiedades que sus miembros ni controlan ni tan siquiera perciben.

Y ¿por qué si un amigo de mi amigo engorda (o es feliz o entristece o enferma o deja de fumar...) es posible que yo también lo haga? Porque, según Christakis y Fowler, nuestro poder de influencia -nuestros actos y opiniones- se propaga hasta tres grados de separación, lo cual facilita que el alcance de nuestras decisiones, puntos de vista y acciones sea extraordinario.

Si tú eres feliz y sonríes, harás que la persona que tienes enfrente también sonría y se sienta feliz, lo que puede hacer que su amigo también se relaje, disfrute y sonría, haciendo que su conocido también sea un poco más feliz (un ejemplo muy sencillo que podemos cambiar por el que prefiramos).

El estudio de estas redes sociales -que, aunque similar, no es lo mismo que el análisis de individuos o de grupos- no podrá predecir o explicar el comportamiento organizacional, pero sí creo que podrá añadir información a tener en cuenta a la hora de gestionar plantillas o equipos de trabajo.

Fuente: Empleo 3.0